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IES Miguel Sánchez López Departamento de filosofía

CONTEXTO HISTÓRICO-CULTURAL Y FILOSÓFICO DE ORTEGA (1883-1955)

CONTEXTO HISTÓRICO

Ortega se inserta en la tradición regeneracionista de intelectuales que ya desde fines del XIX

miraban con preocupación la situación del país. La idea fundamental de esta tradición es la de

la necesidad de insertar definitivamente a España en un contexto europeo y moderno.

Ya en el s. XIX el krausismo de Julián Sanz del Río, seguido por Joaquín Costa y Francisco

Giner de los Ríos, fundador de la Institución Libre de Enseñanza, estaba esa idea

regeneracionista. Joaquín Costa pone el dedo en la llaga al denunciar el arcaísmo de las

estructuras sociales (caciquismo) y económicas (producción agrícola latifundista) que latía

debajo de la aparente apacibilidad del régimen de la Restauración borbónica de 1874, en la

figura de Alfonso XII, a cuyo reinado hasta 1885 se añadirá la regencia de María Cristina hasta

1902.

En todo ese período la paz y estabilidad política se apoyaban en realidad en esas estructuras

sociales caducas denunciadas por Costa, así como en un sistema político basado en la farsa de

la sucesión pactada de conservadores y liberales. La pérdida de las colonias de ultramar en el

98, sin importancia real quizás, supone un aldabonazo en la conciencia de toda una generación

intelectual que se vertebra precisamente torno a esa fecha: El "me duele España" de Unamuno

quizás su mejor expresión. No es casualidad, pues, que Ortega, después de estudiar la carrera

de filosofía en Madrid, su ciudad natal, marchase a Alemania en 1905 «huyendo del

achabacanamiento» de su patria, como diría luego. Sus estancias sucesivamente en Leipzig,

Berlín y Marburgo son una etapa fundamental para tomar aire fresco intelectualmente

hablando y para tomar más conciencia aún del desfase español con respecto a Europa.

Recordemos que el reinado de Alfonso XIII desde 1902 no ha solucionado los profundos

problemas del país, agudizados por la agitación social (por el crecimiento del proletariado

industrial) así como por la impopular guerra con Marruecos desde 1909 a 1927.

La idea fundamental de Ortega es la necesidad de dar mayor vitalidad al tejido social

español. No son fundamentalmente cambios políticos o económicos los que España necesita,

sino el disponer de una sociedad activa y emprendedora. No dejó de participar activamente en

política, buscando el régimen más propicio para ese protagonismo de la sociedad. Por ello

criticó de la dictadura de Primo de Rivera (1923), y contribuyó desde la Agrupación al Servicio

de la República al advenimiento de la segunda república española (1931-1939), para cuya

primera presidencia incluso se barajó su nombre.

Ortega se desencantó pronto también del régimen republicano: la democracia liberal por él

soñada parecía imposible acosada por las ideologías comunistas y fascistas. Critica esas dos

ideologías - comunismo y fascismo- que son la antítesis de la propuesta de Ortega, por cuanto

pretenden ahogar a la sociedad desde un Estado totalitario. Las dos ideologías, por cierto, que

terminaron con el proyecto de la segunda república y que se enfrentaron en la Guerra Civil

(1936-1939). Aunque también las que se enfrentaron en Europa de 1939 a 1945.

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El comienzo de la Guerra Civil supuso el exilio para Ortega, que vivió en diferentes países,

europeos y americanos, con estancias también en España desde 1945, donde murió una

década más tarde. Las circunstancias de la Guerra Civil y del régimen de Franco, abortaron la

maduración del asentamiento institucional de la filosofía en España que Ortega había incoado,

al obligar al exilio a la mayor parte del grupo vertebrado por Ortega (Ferrater Mora, María

Zambrano, García Bacca, E. Nicol,...).

CONTEXTO CULTURAL

En el ámbito de las manifestaciones culturales, el final del S.XIX y las primeras décadas del

S.XX supone una época de grandes cambios, de nuevas perspectivas para expresar el arte y el

origen de nuevas vanguardias.

Desde finales del XIX el mundo artístico vive momentos de fuerte cambios. En la pintura

estos se manifiestan en corrientes como el impresionismo de Monet, Renoir, Degas, etc o el

postimpresionismo de Cézanne y Gauguin. Aparecen las vanguardias que traen nuevos

criterios que rompen radicalmente con la tradición: el fauvismo de Matisse, el expresionismo

de Van Gogh, El cubismo de Picasso o el surrealismo de Dalí.

Lo mismo sucede en la literatura; frente al realismo y al naturalismo de finales del XIX

(Balzac, Zola, Dickens, Pérez Galdós, etc) aparece el simbolismo en la poesía, representado por

Baudelaire o Rimbaud. En España aparece el modernismo de Rubén Darío, Valle-Inclán, Juan

Ramón Jiménez, donde se busca la belleza sensorial, el arte por el arte. No podemos dejar de

citar la “generación del 27” y los nuevos aires de “Poeta en Nueva York”.

Por lo que se refiere a las ciencias hay que decir que a finales del S.XIX se produce un cambio

de paradigma: la física newtoniana va a ser sustituida por la “mecánica cuántica”. A. Einstein

formula la teoría de la relatividad del espacio y del tiempo. Ortega encontró una fuerte

relación entre su doctrina de la perspectiva y la teoría de la relatividad, de Einstein, al que le

unía una amistad personal. Para este, el espacio y el tiempo forman parte de la “perspectiva

física”; y si cambia la perspectiva, cambiarán el espacio y el tiempo. En 1920 Heisemberg

formula el principio de indeterminación. Durante este siglo la física se convierte en

indeterminista, probabilística y antiintuitiva.

CONTEXTO FILOSÓFICO

Habría que hacer notar como ese contexto filosófico es prácticamente inexistente en suelo

español. Ortega parte de la ausencia casi absoluta de una tradición filosófica española que él

incoa insertándose sobre todo en la tradición filosófica alemana que constituye la fuente

decisiva en su formación como ya hemos señalado.

El primer autor desde el que Ortega se forma es Kant; sin embargo el neokantismo aunque

marca esa primera etapa de formación hasta 1910 no determina lo que habrá de ser el

pensamiento original del filósofo españo.

Otro autor que determina el pensamiento de Ortega es Husserl. Dos son las tesis de este

filósofo que Ortega habría de hacer suyas.

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· En primer lugar, la idea de que el conocimiento no es una simple copia de la realidad. Lo que

hay es un coprotagonismo de sujeto y objeto.

· En segundo lugar, la idea de que antes, de forma previa a la experiencia científica y al

conocimiento, está la experiencia inmediata de la vida.

En la toma de conciencia del carácter vital e histórico del sujeto de conocimiento,

desempeñan un papel clave dos autores del contexto filosófico de Ortega: Heidegger y Dilthey.

Heidegger, con quien mantuvo una relación personal, contribuye a desarrollar en Ortega su

concepción de la vida humana, y cómo el conocimiento es algo siempre inserto en ella.

Respecto a Dilthey, al que Ortega comienza a conocer precisamente desde Heidegger y sólo

más tarde directamente, es el autor que contribuye a que nuestro filósofo otorgue cada vez

más importancia al carácter histórico del ser humano.

Acabamos de referirnos al tono festivo y afirmativo de la existencia humana de Ortega. Y es

que la filosofía ortegiana tiene un cierto aire de familia con el pensamiento de Nietzsche, sin

existir en este caso además obsesión por distinguirse del filósofo alemán, pues las diferencias

son notables. Pero en la consideración de la vida como algo con un valor intrínseco e

inmanente la semejanza es notable.

Finalmente, eso mismo que lo acerca a Nietzsche y lo aleja del pesimismo heideggeriano,

también separa a Ortega de Miguel de Unamuno. La comparación con el autor de El

sentimiento trágico de la vida es interesante por ser el otro gran autor con el que irrumpe una

filosofía española en nuestro siglo. La desconfianza en la razón y el patetismo religioso del

pensador bilbaíno sitúa a este en las antípodas de Ortega. Incluso en su concepción de España,

el europeísmo de Ortega contrasta con el castizismo de Unamuno que propone más bien

españolizar Europa, y que prefiere Santa Teresa a Kant.