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El límite Paleolítico-Kárstico del Bajo Deba

Si hay algo de una claridad meridiana en nuestra comarca es que la localidad de

Mendaro es la puerta del karst del Bajo Deba; pero quizás resulta menos conocido que

la colina de Aizkoltxo es su umbral. Esta modesta colina que ocupa una superficie de

poco más de dos hectáreas y que se eleva sobre el río Deba apenas unos 55 metros,

constituye un elemento único del paisaje kárstico del Bajo Deba, un mojón natural que

nos indica que estamos adentrándonos en un fascinante y singular reino de la caliza

que no dejará a nadie indiferente.

Mendaro es la única localidad del Bajo Deba que se asienta enteramente sobre

terrenos calizos, justo al inicio del paisaje kárstico del Bajo Deba según nos

desplazamos de Elgoibar hacia el mar. Además, su propio casco urbano está dividido

por el río Deba en dos núcleos principales: Mendaro Azpilgoeta, que está ubicado

sobre terrenos del Karst de Arno, y Mendaro Garagarza, que se ubica sobre terrenos

del Karst de Izarraitz. En la práctica, los espeleólogos utilizamos el río Deba como

línea para dividir el paisaje kárstico del Bajo Deba en dos partes: el Karst de Arno, que

comprende los terrenos calcáreos de la margen izquierda del Deba, y el karst de

Izarraitz, que comprende los terrenos situados en la margen derecha.

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Pero siguiendo con nuestra disertación sobre la colina de Aizkoltxo, a simple vista lo

primero que comprobaremos es que se trata de un más que modesto mogote calizo

totalmente sitiado por carreteras, pistas y pabellones industriales; e, incluso,

carcomido por una antigua cantera y por los desmontes más recientes de una carretera

de acceso a un polígono industrial aledaño. Un entorno totalmente agresivo que no

consigue, ni mucho menos, desmerecer los numerosos patrimonios que alberga este

peñasco y todo lo que representa. Y por todo ello queremos comenzar con dos de sus

valores que de por sí ya merecen un monumento.

Vista de la colina de Aizkoltxo en la actualidad, con su inconfundible boscaje de

encina atlántica que constituye el primer encinar del paisaje kárstico del Bajo Deba.

Nuestra propuesta para diseñar un monumento que iría emplazado junto a la colina

de Aizkoltxo, entre la carretera nacional y la vía de acceso al polígono industrial de

Kurutz Gain, sería la de un monolito con forma de obelisco erigido sobre un más ancho

pedestal. Si tenemos en cuenta que los obeliscos se suelen utilizar para conmemorar

un evento reseñable, el hallazgo en la colina de Aizkoltxo de dos piezas del arte mueble

magdaleniense que son referentes a nivel del arte paleolítico europeo se puede

considerar algo más que un evento reseñable.

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Colgante grabado magdaleniense de Aizkoltxo

Bastón multiperforado magdaleniense de Aizkoltxo

Además, si a su vez tenemos en cuenta que este tipo de monumentos también se

utilizan como mojones o hitos para señalar límites o fronteras, un obelisco de unos tres

metros de altura sería la construcción ideal para señalar que justo en Aizkoltxo se

encuentra el límite de la caliza o del karst del Bajo Deba y, por tanto, de su arte

paleolítico, ya que éste prácticamente sólo lo encontramos en sus cuevas. En definitiva

este monolito señalaría el inicio del karst y el inicio de los hallazgos más importantes

del arte mueble paleolítico del Bajo Deba.

Fotografía aérea oblicua del entorno de Aizkoltxo y Mendaro. Con línea roja

discontinua se ha representado el límite de la caliza.

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Un posible modelo de obelisco para ser erigido en Aizkoltxo, justo sobre la línea de

inicio del Karst junto a la carretera, lo que lo haría visible a todos los viajeros que

circularan en ambas direcciones. El obelisco indicaría que Aizkoltxo es el lugar de

inicio del paisaje kárstico y del arte paleolítico del Bajo Deba, y, quizás, en un futuro

no muy lejano también podría señalar el inicio de la Ruta del Karst del Geoparque de

la Costa Vasca.

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Posibles leyendas del hipotético obelisco de Aizkoltxo. Las decoraciones se

corresponden con los dos hallazgos del arte mueble magdaleniense realizados en la

colina de Aizkoltxo, por ello se repiten en dos caras del obelisco; pero como estamos

convencidos de que en Aizkoltxo se realizarán otros meritorios descubrimientos, sólo

es cuestión de tiempo el que no se repita ninguna decoración.

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Para terminar, también habría que indicar que si algún día el municipio de Mendaro

entrara a formar del Geoparque de la Costa Vasca y se desarrollara el proyecto de la

Ruta del Karst, La colina de Aizkoltxo tendría que ser, dentro de toda lógica, el punto de

partida de esa Ruta, y el obelisco de Aizkoltxo también señalaría ese inicio.

Vista del primer cartel

anunciador del

Geoparque de la Costa

Vasca, entre Mendaro

y Deba, a la altura de

Tantorta.

Vista figurada de lo que sería el monolito de Aizkoltxo y el primer cartel del

Geoparque de la Costa Vasca en caso de que Mendaro entrara a formar parte de él.

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En cuanto a la creación en Aizkoltxo de un monumento que reivindique el singular

paisaje kárstico y el excepcional patrimonio paleolítico de Mendaro, que además sería

más amplio y asombroso cada año que pasara, a más de uno le podrá parecer

superfluo, innecesario e, incluso, un gasto inútil. Sorprendentemente, sólo tenemos

que recorrer unos cuantos kilómetros acercándonos a los pueblos de su entorno para

darnos cuenta de que la implantación de monumentos y marcación de puntos de

interés para reivindicar sus valores naturales y arqueológicos llevan años llevándose a

cabo. Es más, podría decirse que Mendaro lleva mucho retraso en esa labor a pesar de

que su patrimonio natural y arqueológico pueda llegar a tener una mayor entidad. Sin ir

más lejos, sólo tenemos que desplazarnos a la vecina localidad de Deba para

encontrarnos en sus proximidades una rotonda que nos recibirá con un curiosa silueta

que no es más que una representación esquemática del más conocido colgante

magdaleniense de la relativamente cercana cueva de Praliaitz.

Rotonda en las cercanías de Deba con la silueta del colgante magdaleniense más

famoso de la cueva de Praliaitz.

También en Deba encontraremos profusamente señalizado el recorrido denominado

Valle de la Prehistoria, que parte de la margen izquierda de la ría del Deba, en terrenos

del municipio de MutriKu, para concluir junto a la cueva de Praliaitz. A lo largo de este

recorrido del Valle de la Prehistoria encontraremos numerosos paneles explicativos,

réplicas de huesos y piezas arqueológicas, y hasta algún mirador.

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Otro ejemplo de monumento en rotonda con réplica prehistórica lo encontramos en

la cercana localidad de Soraluze, también en el Bajo Deba,e ,igualmente, con la misma

ubicación en un acceso al núcleo urbano; pero, contrariamente, en esta rotonda nos

encontraremos dos grandes leyendas, una en euskara y otra en castellano, en torno al

monumento que representa un menhir. Con este monumento la localidad de Soraluze

pone en valor y reivindica su patrimonio prehistórico dolménico que jalona la línea de

cumbres de la sierra de Karakate.

Rotonda en las cercanías de Soraluze con la representación de un menhir

en su centro y dos grandes paneles de chapa a su alrededor, con las

leyendas: RUTA DE LOS DOLMENES y DOLMENEN IBILBIDEA.

Ya fuera del Bajo Deba, pero dentro de la Ruta del Flysch del Geoparque de la Costa

Vasca, encontramos el reconocido punto de interés geológico denominado Límite

Cretácico-Terciario (límite KT) o Límite Cretácico- Paleógeno (límite KP), un más que

famoso límite geológico situado en el extremo noreste del Geoparque, que debe su

fama a poseer indicios del impacto del meteorito que provocó la extinción de los

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dinosaurios. Teniendo en cuenta este límite Cretácico-Terciario de la Ruta del Flysch, el

Límite Paleolítico-Kárstico de Aizkoltxo sería el segundo límite del Geoparque, pero

éste estaría dentro de la Ruta del Karst y sería un límite geológico y arqueológico. Por

otro lado el Límite PK de Aizkoltxo estaría ubicado en el extremo opuesto del

Geoparque, en el extremo suroeste.

Vista de los estratos del flysch de Zumaia, dentro de la Ruta del Flysch del Geoparque

de la Costa Vasca, en los que se localiza el límite Cretácico-Terciario (límite KT) o

límite Cretácico-Paleógeno (límite KP). Este límite consiste en un delgado estrato que

muestra indicios del impacto del meteorito que provocó la extinción de los

dinosaurios.

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